Estos días estamos celebrando la JMJ, con benedicto XVI, en Madrid. A punto ya de acabarse, quiero comentar que nosotros la empezamos recibiendo en casa, durante cuatro días, a cuatro chicas de Corea del sur. Ante las dudas de tal evento, pensando en todo lo que íbamos a vivir, se nos despejaron enseguida, nada más verlas bajar del autobús, saludándonos como si hijas nuestras fueran que regresan de un viaje. Creo que desde aquel momento conectamos con ellas, de tal manera, que pareciera que ya las conocíamos. Han sido 4 días inolvidables que no nos importaría repetir. Han sido educadas, correctas, cariñosas, simpáticas, ordenadas y !Como no! Cristianas. Su comportamiento,ejemplar, nos ha hecho pensar que ser cristianas no debe ser otra cosa distinta que ser normales; a pesar del idioma, no hemos tenido dificultad para entendernos, chapurreando un poco español, otro poco inglés y muchos gestos, que nos proporcionaban mucha risa, todo ha sido maravilloso. Creo que no las olvidaremos nunca, aunque, talvez, no volvamos a verlas, a no ser por este maravilloso" cacharro", que nos permitirá tener contacto.
Su juventud y alegría han llenado esta casa, que han dejado su huella espiritual y compartido pequeños regalos que hará que no podamos olvidarlas. Os mostraré fotos para que veais que no exagero, pues si el rostro es el espejo del alma....... estas niñas la tienen muy grande y muy limpia.
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